domingo, 14 de marzo de 2010

¿Estaremos Listos?

Continuando con los comentarios desde este lado de la cordillera trasandinamente hablando, contaré lo que pasó hoy día, en cuanto a estos reportes que me estoy acostumbrando a realizar para mis lectores del otro lado de la cadena montañosa.

Marzo 14 del año 2010 de Nuestro Señor. Un lazzy day por decirlo así, sin nada hecho productivamente, con un clima semicalido, calor y pocas ideas donde bifurcarlas, solamente algo de futbol en la tele y capaz alguna peli. No mucho más. A eso de las 20:30 baje de mi habitación en casa para hacerme algo para comer, (nótese que se repite un patrón) y me senté a esperar que el agua hirviera. Mientras me sumía en un zapping sin sentido (como todo zapping claro está) vi parpadear al igual que la noche anterior las luces de la casa, solo que esta vez fue con mas agitación.

Volvieron a hacerlo un par de veces, entonces ahí le pegue un grito a Cristian que estaba en la otra habitación arriba buscando quien sabe qué cosa, y zas! Se fue la luz. Mire por la ventana, la cortina permanecía abierta, y vi el mismo relampagueo verde celeste de la ultima vez, la del terremoto. Me pare rápidamente y baje la llave general de la luz, al mismo tiempo que Cristian desde arriba me gritaba que hiciera justamente esto.

Al instante Cristian bajo mientras yo buscaba infructuosamente hacer funcionar una linterna. Encontré la otra y ahí recordé la psicosis colectiva que viene trayendo consigo el rumor de que esta semana debía de ocurrir otro terremoto o temblor grande pero en el centro y norte del país para que se termine de acomodar la placa, que lo han “vaticinado” (vaya a saber quien o quienes) para el Lunes. Linda la cosa, dan informes ahora de algo que la propia ciencia juzga como impredecible, pero lo más interesante que solo logro escuchar dichas predicciones de gente común y silvestre, nada de algún científico de la NASA, o del Gobierno de alguna súper potencia, (cosa difícil según las conspiraciones rodantes).

La cosa estaba teñida de catástrofe nuevamente, o empezaba a dirigirse hacia allá. Esta vez el modus operandi fue más adaptado al momento que se vivía.
Subimos a cambiarnos de ropa, abrigarse, calzarse, agarre el mp3 para tener radio y averiguar qué pasaba, el celular, las llaves, la billetera y otra vez a pasar por la precariedad de la incomunicación y la falta de noción real de lo que ocurre en el resto del planeta.

Me di cuenta mientras hacía esto en poco menos de un minuto que la practica hace al maestro, y que obviamente uno se puede hasta adaptar a ciertas mañas naturales del antedicho planeta.

Le pregunte sin sentido real a Cristian, ¿temblará como viene anunciando el “dicho Popular”?

Ahí encendí el mp3 y nada, solo música o futbol o noticias deportivas, hasta que dijeron que en La Serena (a 6 horas de Santiago) se había ido la Luz también. Supuse primero que podía deberse a algún temblor que afecto varias líneas eléctricas y luego si confirmaron que había sido un BLACKOUT, es decir una falla en la línea central de energía, pero que no se debía primeramente a ningún factor telúrico, lo cual hasta ahora no se descarta.

22:30 aproximadamente volvió la luz en casa. La misma se fue reponiendo por sectores primero en Santiago y así en regiones, aún quedaban hasta ahora algunos sectores sin la misma. Afecto poco más de la Mitad del país. (Desde Tal Tal hasta Chiloé, una Isla al Sur, sur)

Lo que me sigue sorprendiendo en todo caso es la falta de capacidad de la gente para poder hacerle frente a esta clase de eventos que no son de causa predecible, así como los terremotos, tsunamis, y cualquier evento de la naturaleza.

¿Qué será de estos cuando alguien lo crea conveniente y se decida volver a ellos? ¿Cómo sobrevivirán o sobreviviremos a los cambios radicales de este, por ahora único mundo, y hogar que tenemos? ¿Estamos preparados para ser parte de los que lograran soportar las noches de incertidumbre y los días de oscuridad antes de descubrirse toda verdad?

¿Estamos acaso listos para permanecer en paz y tener la suficiente paciencia y fe como para lograr mantenernos calmos frente a la tempestad de la incertidumbre y lo desconocido? ¿Somos lo suficientemente fuertes como para sobrellevar la perdida de cercanos? ¿Creemos lo suficiente como para saber que todo irá bien? ¿Sentimos la paz que puede emanar de nuestros propios actos y nuestra vida frente a un juicio repentino? ¿De que clase somos? ¿De la que aguarda con respeto pero con seguridad el hecho de que nada le pasará a pesar de lo mucho que se pueda llegar a sufrir en el momento, o de la que sale despavorida e impávida frente al primer indicio de fin de los tiempos? ¿Dónde estamos hoy varados o parados? ¿Tememos o no a la ira de lo divino y absoluto? ¿Podremos soportarlo si esta noche despertamos en medio de un estruendo, o la falta de visión y sumidos en días y días de desértico silencio?

Mientras aguardaba sentado en el patio la reposición del servicio eléctrico, miré por un rato el cielo, sin luna y minado de estrellas. Disfrute por primera vez del infinito que también cubre a Santiago aunque muchas veces lo olvido por la falta de oportunidad de ver dicho espectáculo, me perdí un minuto en el, mientras un satélite recorría su órbita y se perdía en el horizonte citadino, entonces pensé…que a pesar de que no sea el mejor, ni el primero, que me gustaría tanto estar y sentirme como alguna vez al mirar ese mismo cielo, desde otro punto del planeta, sentir la misma seguridad y paz y entendí lo que ya sabía, que depende de mí, depende de nosotros no solamente gritar o llorar y sufrir sumidos en el pánico a lo desconocido o incontrolable, sino que también depende de nosotros y nuestra propia Fe en nuestro potencial y en lo que quien nos ha creado nos brinda, nuestra Fe en Él, para lograr confiar y no temer, sino que esperar y vivir cada día como si fuera el día cuando estaremos listos.

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