Pasará
Pasajera en el limbo de las ilusiones
y las manos blancas aguardando un roce
entrañable circunstancia tibia
que reclama a tientas gotas de atención
y que se queda en la esperanza de un milagro
al costado de la vida para que él la note.
Contando las horas de un día sin lluvia
y viendo en su olvido la falta de augurios
por quien no contuvo el aliento a su lado
y acaso fue dueño de falsas verdades
colgadas de hilos que deshilacharon
sus alas marcadas con vientos de amor.
Y entonces entendió que a pesar de las penas
y las ganas de nada que agotan su vida
se cuela en su espera la clara respuesta
de que lo que duele o sumerge hoy el alma
como antes del tiempo y después de otra lluvia
sin siquiera saberlo o sentir que dolía
pasará.
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