martes, 28 de agosto de 2007

Lejanía

El pulso profundo de un suspiro
y la ilusión volviéndose cárcel
en las penumbras de sus ojos
la figura sin matices
repartiéndose los restos
de los besos rescatados
el dolor por el augurio
y el ardor de otro despojo.

Con la fuerza repartida
entre el pesar y la agonía
de sentir y no existir
de luchar y no vivir
de encontrarse sin miradas
es que el fin se hace presente.

En las últimas palabras del desierto
se hunde lento el corazón para encontrarse
con los restos de unas alas mal usadas
intentando devolver otra esperanza
a los días donde todo es algo exacto
y las noches demasiadas para un día.

Y si acaso no es verdad lo que despierta
o si es el pensamiento que hace fintas
con un tibio resplandor de algún perfume
y el deseo de que no se desvanezca
late aún cuando reaccionan los espacios
no es verdad tanta actuación de lejanía
ni el vació que regalan las partidas,
ni los años.

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