miércoles, 18 de marzo de 2009

El pequeño árbol

La verdad que no me gusta demasiado incurrir en esta clase de escritos que rondan el melodrama, sin embargo encendí la tele en la mañana y me encontré con la noticia reiterada de un caso que no se si por cansancio o por que motivo, me hizo reflexionar.

Cuando uno planta una semilla y ésta crece, de apoco se arraiga en nosotros, nos hacemos parte de su cuidado y nutrición. Nos vuelve responsables de su bienestar y nos hace ser un poco más maduros, recordándole cada día.

A veces debemos de trasplantar esta semilla que ya se comienza a convertir en una pequeña planta, para que siga viviendo. Esto es un proceso no muy sencillo, ya que se debe de realizar de la manera correcta, para que las pequeñas raíces que comienzan a aferrarse a la tierra permanezcan y logren llegar hacia el nuevo lugar donde serán enterradas, a favor de seguir alimentando la pequeña planta.
El cambio es en sí un “trauma” para el ser vivo, sin embargo le da la posibilidad de continuar creciendo y desarrollándose lo cual le permitirá luego echar raíces más fuertes y firmes.

Éste es el fin del trasplante de lo que primero fue una semilla y que ahora poco a poco crese, se desarrolla, se nutre y vive. Lo cual le llevará algún día a dar flores, frutos, sombra, protección, belleza, alimento, cuidado y otra serie de cosas figurativas como por ejemplo, esperanza, fe, fortaleza, confianza, paciencia, cualidades que se necesitan en el proceso de crecimiento del que será mañana un árbol grande y fuerte, lleno de vida.

Después de haber escuchado incansablemente y con razón durante semanas y ya meses el nombre de Felipe, es hoy que comprendo la situación en la cual está.
Felipe es un pequeño árbol, aun una planta, que se ha estado desarrollando y criando raíces en “la tierra”, sus raíces no son fuertes ni firmes, su vida pende hoy de un trasplante urgente a tierra nueva, sin embargo no se logra hallar buena tierra para este pequeño árbol que recién comienza a vislumbrar la vida.

Si no se logra trasplantar al pequeño árbol Felipe a tiempo, su tiempo en el jardín de la vida terminará, y las flores futuras que dará, la protección que entregará junto con la belleza de su personalidad así como el cuidado para su familia, o el cubrir las necesidades de esta y los valores que Felipe podrá entregar a sus cercanos, todo esto el jardín de la vida se lo perderá.

Es ahora cuando las negligencias deben dejarse a un lado, es ahora cuando el egoísmo y las decisiones vanas, vacías y tan llenas de nada deben de apartarse de la mirada visionaria de quien tiene en sus manos la desazón por la perdida de una vida amada y a su vez la felicidad de otra.

Es ahora cuando se debe demostrar que somos solidarios no una vez al año por 24 horas, sino que es parte innata del orgullo nacional. Es ahora cuando Felipe necesita ser llevado a nueva tierra y recibir el trasplante que le ayude a echar raíces para llegar a ser un árbol que nos enseñe con su ejemplo, con su majestuosidad el día de mañana, que valió la pena el esfuerzo.

El jardín está listo, aguardando la llegada de una pequeña planta que recién hecha raíces, aguarda que Felipe pueda nutrirse y crecer. Solo hace falta que se le trasplante, no mañana ni en una semana o dos. Felipe debe de llegar a su jardín ahora.

Salvar un ser vivo es salvar una vida, salvar una vida es ganar amor en nuestro corazón. Es creer en el milagro de vivir y en la esperanza de disfrutar mañana de una agradable sombra.

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio