lunes, 28 de enero de 2008

Los mundos

Un mundo sin vos es un mundo.

El mundo sin vos es un mundo.

Mi mundo sin vos es un mundo sin ganas

Los mundos sin mi son tus mundos.

Y este mundo es un mundo sin nosotros

Contigo y conmigo, pero sin nuestro.

El mundo sin vos y sin mi es,

solo que no siente.

Mi mundo eras vos.

Hoy es solamente un mundo.

jueves, 24 de enero de 2008

Anuncio

La caldera chilló de forma histérica, aturdido salió a la puerta como cada mañana a buscar el diario. El frío le penetro desde los pies subiendo por el interior del fino pantalón del pijama, ( pantalones que siempre son más cortos que cualquier pantalón normal) y se le clavo un ardor punzante entre el pecho y la espalda.

Se detuvo un momento para limpiar con el puño de la manga el anuncio de bronce que ya a esa altura era casi ilegible.

- Manuel Andrade Cortéz – Fotógrafo.

Lo había mandado a hacer un par de años atrás, cuando el Doctor Lastarria, su vecino de en frente puso el suyo. No tenía, claro está, punto de comparación. El doctor había pasado por cuatro o cinco modelos diferentes en el correr de los años, mientras que él permanecía fiel a su cartel y a su bolsillo, dejado el anuncio en el olvido de los días.

Al principio lo lustraba con denuedo cada dos o tres días de manera religiosa. Luego, una vez, salio apurado y recordó en su carrera que no le había sacado brillo a su anuncio y lo dejó para la vuelta. La vuelta fue muy tarde así que lo pospuso hasta la mañana siguiente. A la mañana los pormenores cotidianos hicieron que nuevamente aplazara la limpieza del mentado anuncio y así, de a poco fue pasando el tiempo y opacándosele la profesión.

Un clavel, o el resto de lo que quedaba del mismo yacía debajo del diario.

- Con tanto viento de seguro que más de un jardín habrá perdido sus arreglos florales, pensó.

La caldera seguía reclamando desde la cocina, entró y tiro el diario sobre la mesa, dejando a su lado el clavel. Puso agua al termo, esperó que se hinchara la yerba con un chorrito de agua fría y aguardó que terminara el proceso previo para sentarse a leer un poco y desayunar.

-¡Los Biscochos! Extrañaba los biscochos, pero estaba muy frío como para aventurarse a la panadería.

Sacó de la bolsa del pan una galleta de campaña de la tarde anterior y abrió el diario en la penúltima página.

-¡Que increíble! Y pensar que era tan joven, como se les va la vida, un poco de plata, unas modelos, o colegas, fiestas, vicios y se sienten avasallados por la vorágine del mundo del cine.

Estaba poniéndose al tanto de la noticia del día. Era tapa de portada, había muerto el famoso actor Charles Cartegianni, un Italo-Argentino que la estaba rompiendo en Hollywood. Según fuentes cercanas al actor, habría sido a causa de una sobredosis de estupefacientes.

-Estupefa… -Y el dólar sigue cayendo.

-Tengo que aprovechar con este trabajo que me debe el gordo Raúl y comprar algunas divisas. -Pensó

Le andaba rondando la idea de viajar, salir del país por un rato, o por lo menos de la ciudad, si es que no se podía tan lejos.

-Hallan nuevos vestigios de civilización perdida en tumbas egipcias.
-Mueren 5 insurgentes en la franja de Gaza.
-Atentado con auto bomba deja 14 personas heridas y 5 muertos en Andorra.

Le puso un trozo de dulce de membrillo a la galleta y miró el reloj de pared. Se había parado a las tres y media. Supuso que serían como las nueve. Fue a buscar el suyo, que en realidad nunca usaba. Reviso el cajón de la mesa de luz, pero entre tanta cosa no logró ubicarlo. El celular estaba descargado y apagado, lo encendió, el día y la hora se habían desconfigurado.

Volvió a la mesa y tomo un par de mates más. Un artículo sobre los Indios Americanos Choctaw llamó su atención. El mismo hablaba acerca de la tan mentada leyenda de estos nativos americanos del norte que temían ser fotografiados, puesto que según su creencia la cámara al momento de registrar el instante robaba el alma del ser viviente.

-¿Cuantas almas habré robado yo? Analizo haciendo un recuento de los momentos y personas que tenía más presente.

Siguió pasando las hojas, recordó que aún no sabía la hora. -Este sería un buen momento para volver a tener una televisión. La había vendido a cambio de un reflex para la cámara, un trípode y un bolso.

Le pareció ver a alguien afuera, frente a la puerta. Se levantó y golpeo con el diario el mate, que le cayó con un poco de yerba y agua en la pierna izquierda, sin embargo no sintió nada. Ni quemazón ni nada. -¡Que lo tiro! Si hará frío que ni esto siento.

Al salir encontró en la esquina de la puerta una vela encendida. – ¿Me estarán queriendo hacer un trabajo? ¿Pero quien? No hablaba con nadie de la cuadra, casi ni le conocían y nunca estaba en casa.

Apagó la luminaria repentina y la guardó en el cajón de las herramientas por si llegaba a necesitarla en algún corte de luz.

Agarro la cámara de fotos del colgador de ropa detrás de la puerta y el bolso de trabajo, los dispuso en la mesa junto con las entregas del día y unas fotos que Patricia le había tomado la noche anterior, quejándose de que no tenia de él foto alguna.

Limpió el piso lleno de yerba y agua, refregó con un paño el pijama tratando de borrar un poco la mancha verdosa, doblo el diario para irse a cambiar de ropa, y éste quedó abierto en la sección del obituario.

Nunca había leído el obituario. Vio el listado de defunciones. Era una lista corta. El antepenúltimo llamó su atención de tal manera que la sensación que le sobrevino fue un tanto de perplejidad entre incredulidad e impotencia.

-Manuel Andrade Cortéz
“Comunicamos el sensible fallecimiento del Señor Manuel Andrade Cortéz, Fotógrafo de profesión (Q.E.P.D)”.

Miró el reloj de pared nuevamente, acerco a su nariz el clavel que había encontrado bajo el diario, no sintió aroma alguno, se sentó y le dio una chupada profunda al mate haciéndolo sonar, el sabor amargo invadió su garganta y pecho, suspiró como aliviado, se colgó su fiel cámara de fotos y dejó de respirar.

lunes, 7 de enero de 2008

Dolor

Y aunque no lo creo te vas
Así, inerte mis dolores
Se agotan de tanto dolerte
Y de tanto esperar que mi espera
No fuera tan solo hacia fuera
Sino hacia adentro de tu corazón.

Te vas despidiendo
de cada uno de mis rincones
Sin saberlo siquiera me agobias
Pesada y serena
Pero pesada y cargada
Con todo lo que nos sobra
Y lo mucho que me dijiste
Que aún y siempre nos faltó.

Sin ganas de nadie
Y con ganas de olvidos
Tragando el amargo
Silencio y hastío.

Una penumbra y una luz
Que no fueron sino
La sombra de un deseo
Un sueño empapado
De lagrimas y noches
De días de reproches
Y horas de oración.

Te vas, o
como alguna vez te dije
Me voy,
Quizás no sea lo mejor
Y tampoco lo preciso
Sin embargo
el que no sientas
que en realidad te siento
Es respuesta para huir
Y vivir en el alivio
De no ser siempre un dolor
En tu dulce y fiel mirada
Y en el torpe corazón
Que no sabe de quimeras.

// (Adjunto)

Me dolió entender
Que el dolor no es
Un error al decidir,
Sino el valor
De hacer lo mejor
Por el dolor del otro

jueves, 3 de enero de 2008

Miedo?

Me cuesta decir "te amo"
me cuesta por que me duele el pensar,
que te pierda y que ya no valga mas,
que una palabra en el aire
la cual guardaba
mi mas profundo sentir
y mi mas antiguo anhelo
de cuando lo fuera a vivir.

miércoles, 2 de enero de 2008

Si te dijera

Si te dijera que lo siento
No seria suficiente
No seria la verdad
Ni tampoco lo que pides
Ni siquiera lo que escuchas
Bastaría aún para dar
Soluciones al dolor
Que tejiste entre tus alas

Si te dijera que estoy muerto
No tendrías que vivir
Con la duda en tu recuerdo
Y esa cruel desesperanza
Que yo le robé a tus días

Si te dijera que no existo
Quizás fuera suficiente
Para que pudieras ver
Más allá de mi torpeza

Y entonces aparecerían
Tantas noches jóvenes
Y horizontes de ese rojo que te ciega
Y verías que no soy
Lo que todos suponían

Y entonces caerías
De repente entre los brazos
De quien sabe que canción
Para darte una porción
De ese cielo que me agobia
Y esta vida que marea

Si te dijera que tus ojos
Son la falta que e tenido
Y la muerte que e sentido
Por no estar entre tu vida

Te darías cuenta de
Que no existo aunque te escriba
Y sabrías que aprendí
A entender que te quería.