miércoles, 29 de julio de 2009

Frágil

Se vuelve frágil y se esconde
entre las sabanas del viento
tu mirada me dibuja
la salida a tanto tiempo
sin palabras ni emociones
no hace falta dar de alta a tanta pena,
yo tan solo me deshago de las viejas cadenas

Se va en el mar profundo el misterio de ser
un ave o un simple verano
alimentando sueños y augurios pasado
estas mirando al cielo, sin siquiera ver

No hay nada que te pueda tocar y yo

Surge en el horizonte frío y calmo
la sensación de ser mejor y
surge en el alma de tu misterio
el recuerdo de aquellas personas dormidas

Se va en el mar profundo del tiempo
un corazón sin emoción
electricidades de simples verdades
y el resto de mi en tu pantalón

No hay nada que te pueda tocar
y yo.

Se vuelve frágil y sigue sumando amores
tu confort.

Quietud

No se donde estoy, ni donde soy
como desorientado
en un caleidoscópico desierto
sintiendo que ya no siento
y tu fílmica presencia cerca
susurrándome al oído
palabras sin nombre

No se hacia donde voy
me encuentro alerta en el espacio
me doy cuenta que es real
tu volando en lo mas alto
no me alcanza mi ambición
ni estas alas de papel
sueño que me acerco a ti
y despierto en otro lugar

No sé si ya me escape
o si estoy corriendo a ciegas
suena una respuesta cruel
y las manos que no llegan

Si quizás me quieras ver
o te sobra con mis faltas
sin motivos me fugue
pero creo que no alcanza

Tanto miedo perturbándome el placer
tanto viento destrozando
este torpe amanecer
de tus ojos que me llaman
y tus labios sin color
me acorrala la invisible
fuerza de tu dirección

No sé bien si me perdí
o si acaso aun no me encuentro
me quite la poesía
para darte otra ilusión
y las simples recetas
son tan solo facetas
de un engaño en la quietud
y la falta del sentir

No sé en donde te deje
pero vuelvo a verte en mi
solamente eres tu
no hay mas nada en la quietud
solo tu susurro en mi.

jueves, 9 de julio de 2009

Desierto

No hay nada dentro del vacío
de las palabras perdidas sin viento
dentro de las consientes huidas
o los gritos cegados por el frio

No hay peligros silenciosos
cuando se parte el invierno
entre las manos congeladas
aguardando que surjan
sentimientos inertes

Contenidos de repente
en eternas emociones
repetidas situaciones
en el centro de tu cuerpo

La mirada desteñida
por anhelos reprimidos
y las voces apagadas
en las hojas sin razón

Que es lo que contiene
a los labios y la mente
a la dueña de mis sueños
que demora en visitarme

A quien me roba horizontes
cuando camino en silencio
sustentando soledades

y sintiendo de su efecto
Desdoblando mi inocencia
doblegándome otra noche
y quitándome el aliento
por salvarnos en presente

Y entonces me encuentro,
simple y frágil
descorriendo la neblina
del desértico silencio

Y creo, inhalo nuevamente
el aire puro de sus versos
que me atrapan con sus alas
y me embriaga con sus besos

lunes, 6 de julio de 2009

El perseverar

Es interesante notar que el continuar constantemente con algo que se desea, muchas veces cuesta. Cuesta no solo por el hecho mismo de tal vez tornarse hacia la monotonía, sino que también por que uno puede tender a aburrirse o desilusionarse al no lograr alcanzar lo que anhela.

La lucha constante con las diferentes dificultades que tenemos, el día a día, el continuo trajinar de las diferentes experiencias que vivimos, nos hacen participes incidentales en esto del perseverar.

Ya sea en aquello que estudiamos, en nuestro trabajo, llamamiento, asignación, o en nuestras responsabilidades varias, podemos observar que la vida misma requiere de perseverancia en todas sus tonalidades y circunstancias.

Si acaso quiero conocer más a alguien y tener una oportunidad con esa persona lo que debo hacer muchas veces, por no decir todas, es justamente perseverar, hasta que me diga que sí, o me dé la oportunidad de acercarme a dicha persona y conocernos más.

Si quiero llegar a ser médico, profesor, ingeniero, psicólogo, abogado, o quizás un técnico en algún área laboral, debo de empeñarme en todo aquello que me ayude a ser el mejor en lo que quiero lograr alcanzar, estudiando y llevando a la práctica lo que aprendo, pero de manera constante.
Supe ya desde muy pequeño que más allá del don natural que puede tener uno, o la habilidad para algunas cosas, el lograr aprender algo en particular, requiere de esfuerzo y constancia.

Cuando tenía más o menos cinco años, mi amigo Johnny con quien compartía mis juegos de infancia recibió como regalo una bicicleta. Esta venia adaptada con las famosas rueditas para no sufrir las temidas caídas del aprender a andar en bici.

Yo no tenía una bici y sin embargo junto con mi amigo comenzamos ambos el proceso de aprendizaje, poco a poco. Primero nos turnábamos y dábamos vueltas con ambas rueditas en la bici para no caer, luego tomamos la decisión de que una de las rueditas ya no tocaba el piso cuando andábamos y dijimos, es el momento, la ruedita izquierda salió de la bici, para quedar con una sola.

Más adelante notamos que ya la derecha tampoco tocaba el suelo y el momento de la gran decisión llegó. No había ya mas rueditas que aseguraran nuestra estabilidad en la bici, estábamos a merced de nuestro propio equilibrio.

El momento de la verdad había llegado, y así fue como con un poco de temor cada uno se inicio en la bici en su correcta forma sin las rueditas salvadoras.

Recuerdo que logré llegar a la esquina, la sensación de velocidad alcanzada, a sabiendas de la falta de las rueditas se torno en pura satisfacción, sin embargo al intentar doblar la esquina en el pedregullo, la bici se inclino demasiado, luego de lo cual caí de rodillas y la bici sobre mí. Lo siguiente que recuerdo es que mis rodillas estaban rojas por la sangre que brotaba de ellas, un dolor insoportable y la bici atrapándome.

La frustración era total. No podía entender por qué no había logrado andar de manera correcta, si antes lo había hecho siempre bien, aunque con la ayuda de la ruedita. Días más tarde intente otra vez llegar a la esquina y doblar sin caerme pero no funciono, nuevamente sufrí otra caída, con las consecuencias del caso, algún que otro raspón.

Sin embargo y más allá de las varias ocasiones en las cuales caí de la bici, no me deje vencer por esto, la determinación en mí era única, ya que no había miedo en cada ocasión que enfrentaba dicho “reto” sino que por el contrario, ansias y motivaciones, cual deseo de superación.

Una tarde, sin más, y observando como mi amigo iba y volvía en su bici, le dije, préstamela, a lo cual me dijo, ten cuidado, que no quiero que se me despinte mas, claro ya eran tantas las veces que lo había intentado que los resultados saltaban a la vista. Sin embargo, me subí a la bici, con la misma determinación que la primera vez, ahora tal vez ya sin miedo, y comencé a pedalear, me aproxime a la esquina, incline un poco el cuerpo hacia la izquierda, baje un pie y logré doblar sin detenerme o caer.

El perseverar es algo constante en nuestra vida, que trae como resultados satisfacción y progreso.

Muchas veces creemos que no ha alcanzado lo que hemos hecho, y que ya no vale la pena seguir haciéndolo, tendemos a aburrirnos o quedarnos sin ánimo o ganas, sin embargo, el superar la frustración o el desanimo, nos ayuda a progresar, de la misma forma que en todas las cosas de la vida, en el evangelio, el superar nuestras pruebas, dificultades o retos, nos ayudan a ser mejores y progresar, evitando así el quedarnos sentados mientras nuestro amigo va y viene en la bici sin rueditas.

Perseverar hasta el fin, es aplicable no solo a la vida eterna, nuestro máximo don alcanzable, sino a todos los otros dones que Dios nos ha dado y nos dará. Es aplicable a cada decisión que nos llevara a un progreso más grande cada vez, es aplicable a cada persona, a cada idea, a cada desafío, a cada meta.

El perseverar nos hace mejores, nos engrandece y nos da valor, nos eleva y nos da propósito.

El perseverar hasta el fin debe ser nuestra consigna en la vida, y nuestro lema. Aspirar siempre a lo más alto, pedir la ayuda divina y enfrentar los desafíos con fe y confianza, nos traerán satisfacción por la constancia que apliquemos.
El mantenernos constantes e inamovibles en nuestros valores, normas y fe nos acercará cada vez más al Señor y así le conoceremos más y mejor, realizando lo que el mismo realizo.

Sé que este principio es verdadero y nos hace mejores personas, pero por sobre todo mejores hijos de Dios. Jesucristo mismo persevero más allá de las debilidades de la carne. Gracias a su ejemplo y perseverancia, hoy podemos alcanzar el don más grande, el de la vida eterna.